*no aplicable a relaciones o situaciones de maltrato*
En ocasiones y, sin darnos especialmente cuenta, se ha aprendido a asociar las discusiones como algo negativo otorgándole significados como:
- Discusión = peligro para las relaciones
- Discusión = existen grandes problemas
- Discusión = hay graves obstáculos
- Discusión = hacerse daño mutuamente
Sin embargo, esto son mitos ya que la Psicología señala que las discusiones no son negativas, lo son los comportamientos que se pueden poner en marcha en ellas.
Las discusiones han de ser momentos de encuentro psicológicos entre las personas para promover cambios positivos que tienen la función de fortalecer la relación, de forma que:
- Las personas ganan proximidad en la relación
- Se fomenta la intimidad
- Favorece la cercanía emocional
Para discutir adecuadamente, de forma asertiva, se han de seguir una serie de pautas y tener en cuenta unos derechos asertivos (aquellos que tenemos por el hecho de ser personas).De este modo, la persona ha de expresar sus emociones hablando desde el yo y sin hacer suposiciones sobre el otro.
Se han de tener en presentes los siguientes puntos:
- Tener en cuenta el contexto para iniciar la conversación:
Este contexto debe cumplir con el requisito de que las personas estén disponibles emocionalmente para hablar (para entender esto mejor es adecuado revisar la Técnica del semáforo), que el entorno favorezca la conversación (por ejemplo, un ambiente tranquilo) y sin que el tiempo sea un problema (las personas pueden hablar el tiempo que necesiten, no hay compromisos que requieran terminar la conversación con rapidez). - Tener conversaciones de forma gradual sobre los diferentes conflictos:
Es decir, se ha de prestar atención y permitir las discusiones controladas, ya que de lo contrario, su acumulación puede dar lugar a estallidos de la emoción principal, como puede ser el enfado, lo que dificultará el entendimiento y asertividad. - Poner en marcha la escucha activa:
Es importante lo que quieres expresar pero también va a ser importante entender cómo lo ha vivido la otra persona. Cada uno tiene sus propias vulnerabilidades y aprendizajes, por lo que su vivencia también es válida y necesaria para el entendimiento. - Hay que evitar la etiquetación:
Cambiar el “cuanto tú eres…” por el “cuando haces esto (…) yo siento (…)”. Los comportamientos son modificables y una conducta no define a la persona. - Aceptar tu parte de responsabilidad en la discusión:
No en todas las ocasiones la parte de responsabilidad será la misma, pero existirá. Se trata de entender el sufrimiento de la otra persona además del propio.
Desde la Psicología existe una forma de trabajo terapéutico llamada terapia de pareja, una modalidad de intervención en psicología que trabaja sobre patrones de interacción y dinámicas de relación.
La diferencia en la calidad de las relaciones de parejas no está en tener o no discusiones, sino en cómo se resuelven.