Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma
Decía Carl Gustav Jung: “lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma” haciendo referencia a que, aquello que nos produce rechazo de nosotros/as mismos y que no aceptamos, nos conducirá a un conflicto interior. Este conflicto que evitaremos o rechazaremos al no aceptar lo que forma parte de nosotros generará un malestar psicológico acusado no solo con la propia persona, sino también con el resto.
Jung hablaba de dos conceptos principales que están relacionados con lo anterior, el concepto de sombra y de persona.
La sombra alude a esa parte que es menos visible para la persona pero que no quiere reconocer como propia, aunque lo sea. Esa parte que incomoda cuando se hace consciente y que actúa tratando de ser sustituida por algo que nos produzca una emoción más agradable. Sin embargo, esta parte es necesaria para las personas y su desarrollo psicológico.
La persona hace referencia a la máscara que cada uno posee y con la que es más fácil sentirse cómodo/a. Esta careta que mostramos trata de representar un ideal de cómo nos gustaría ser. Sin embargo, cuando se huye de la sombra y tan solo se quiere vivir tras esta máscara, estaré poniendo en marcha procesos psicológicos de negación que conducirán al sufrimiento personal e interpersonal (entre personas).
Este sufrimiento, se explica en parte porque la persona tiene asociado un rechazo a diferentes expresiones que, aunque reniegue de estas, forman parte de sí misma. Por lo que hay una lucha interna donde una parte de la persona es juzgada, negada y otra es idealizada.
Este juicio e idealización no son realistas, ya que, por un lado, parten de unas expectativas falsas, ese yo ideal que quiero aparentar, y por otro, de una voz crítica que emite mensajes dañinos o incómodos para la propia persona. Cuando esto ocurre, cuando la sombra no es integrada sino que se huye de ella, proyectamos en el otro: aquello que rechazo en mí me molesta en el otro.
Pongamos un ejemplo para que se entienda mejor: << X siente incomodidad cuando su amigo Y se queja sobre algo, no le gusta escuchar sus quejas repetidas y se siente incómodo e incluso molesto cuando Y lleva a cabo este comportamiento >> De una situación que podría generar diferentes emociones (enfado, curiosidad, sorpresa…) X se está sintiendo molesto. Cuando se ahonda en la historia de X, relata cómo de pequeño cuando expresaba su malestar a sus cuidadores, estos no recogían su malestar y le respondían con frases que invalidaban el cómo se estaba sintiendo, por ejemplo: “ya estás otra vez con eso… no me gusta cuando te quejas tanto”.
Esta invalidación emocional, donde hay un mensaje entre líneas que podría decir <<si expresas que estás mal a mí me genera un malestar, por lo que te rechazo>> generó un impacto emocional en X, lo que llevó a rechazar eso en él y a limitar la expresión de sus emociones menos agradables. El trabajo psicológico en consulta en estos casos tiene como objetivo dejar de luchar contra sí mismo/a, entendiendo por qué ha estado ocurriendo esto y conocerse mejor para poder aceptar quién es y qué aspectos quiere potenciar.