Con anterioridad, hablamos sobre “El primer paso”, haciendo referencia a ese momento previo de tomar la decisión de iniciar la terapia hasta que se tiene una primera toma de contacto.
Como abordamos, hasta dar este primer paso han podido transitarse caminos muy distintos entre las personas, pero en todos pueden ponerse en marcha respuestas de, por ejemplo, incertidumbre o incluso miedo al abrir una puerta, la propia puerta de cada uno, por temor a lo que pueda haber ahí. Y es que, a veces, mirar dentro puede generar tanto malestar que la persona no quiere abrir esa puerta hasta que ya se siente desbordada, pudiendo llegar a límites que resultan verdaderamente desagradables.
Como profesionales de la Salud Mental, siempre estaremos disponibles para recibir a la persona, tarde más o menos en decidirse a dar el paso, propiciando un entorno seguro libre de juicios. Pese a que este miedo inicial pueda estar ahí, después evoluciona hasta una sensación de seguridad al tener un espacio donde la persona no va a ser juzgada, va a ser sostenida emocionalmente y entenderá qué es lo que le ha llevado hasta el punto donde se encuentra. Desde este lugar, una vez realizado este trabajo, la persona podrá vivir de otra manera y elegir hacia donde ir ya que, en ocasiones, llegan pacientes a nuestra consulta habiéndose habituado a vivir con sufrimiento, sin poder desprenderse de este.
Existe una metáfora en Psicología que los terapeutas utilizamos para explicar, de forma sencilla, cómo es nuestro papel y por qué es tan importante formar equipo terapeuta – paciente, esta dice lo siguiente:
Imagina que tú y tu terapeuta sois dos escaladores que están subiendo cada uno su propia montaña y, aunque son dos montañas separadas, se encuentran próximas la una de la otra. Tu terapeuta se encuentra en lo alto de su montaña, lo que le permite tener una perspectiva diferente, viendo tu montaña desde una posición que desde tu lugar actual no puedes alcanzar. El/la terapeuta podrá trabajar mejor cuanto mayor sea tu comunicación y confianza, ya que a su posición se sumará la información que le puedas ofrecer, teniendo una visión aun más completa. Esto no significa que tu terapeuta subirá tu montaña, este te acompañará en las elecciones y en el camino que, ahora con una perspectiva diferente, vayas trazando.
Por esta razón, desde Psicalma damos mucha importancia a la alianza formada terapeuta-paciente, trabajando desde un vínculo que proporcione seguridad y aceptación, donde es importante la implicación de ambas partes.
En esta primera sesión, se pretende acercar una visión más realista de lo que es la terapia y el profesional del análisis de la conducta y los procesos mentales que ocurren en el ser humano.
Por otro lado, también se recoge información sobre por qué viene el paciente a consulta y diferentes cuestiones que son relevantes para conocer a la persona y lo que está ocurriendo. De este modo, lo visible (malestar emocional, problemas con la alimentación, perfeccionismo, sentimientos de incompetencia en el trabajo…) que suele relacionarse con el motivo de consulta es solo la punta del iceberg de aspectos mucho más profundos que, en su mayoría, son aspectos inconscientes para la persona. Estos se llegan a hacer conscientes desde este marco terapéutico y se explica lo que está ocurriendo y por qué se mantiene. Las puertas de Psicalma están abiertas para recibiros y acompañaros en este proceso de revelación y consecución de objetivos terapéuticos.