En el post anterior hablamos sobre la memoria y los tipos de memoria que podemos encontrar, aclarando algunas informaciones erróneas que a veces se extienden y comprendiendo mejor cuál es su utilidad y qué ocurre cuando hay algún daño en esta.
Eventos traumáticos
A veces somos expuestos en nuestra vida a algún evento o suceso traumático que no solo podemos no saber gestionar si no que además es complejo y va a caracterizarse por acontecimientos que tienen un gran impacto en la persona. Estos sucesos pueden ser muy diferentes entre sí, como perder a alguien que queremos, un abuso sexual o experimentar una vivencia en la que sentimos nuestra supervivencia en peligro, entre otros.
Estas situaciones sobrepasan nuestros propios mecanismos para adaptarnos al entorno y pueden alterar la relación que tenemos con el mundo, pasando este a considerarse un lugar inseguro y que percibimos como peligroso.
El cerebro en situación de alerta
Al sobrepasar estos mecanismos, el cerebro se encuentra en una situación de alerta constante que puede derivar en 3 respuestas de supervivencia: luchar, escapar o el bloqueo. Estas respuestas son comunes al ser humano, forman parte de su repertorio para poder sobrevivir y se activan también en las situaciones traumáticas, pudiendo ser perjudicial si se mantienen en el tiempo de forma congelada.
Cómo afecta a la memoria
Estas vivencias de nuestra historia vital se almacenan en un tipo de memoria, en concreto en la memoria episódica (esta es la que se encarga de la información relacionada con referencias autobiográficas, por ejemplo: la fiesta de nuestro cumpleaños o el día en el que alguien falleció).
Las memorias traumáticas son diferentes a otros tipos de memorias, ya que tienen algunas características como:
- Se recuerdan de una forma más vívida.
- Son menos exactas para los detalles irrelevantes pero tienen una exactitud mayor para los detalles centrales del suceso.
- Los recuerdos pueden estar en fragmentos en mayor medida.
- Las sensaciones asociadas a estos recuerdos son más intensas y visuales.
- Aunque pueden dar lugar a bloqueos en la memoria es más frecuente que estas memorias sean muy vívidas para la persona. La aparición del bloqueo dificultaría el acceso a ese recuerdo pero no significaría que su información se ha eliminado.
Además, según el grado de implicación que tenga la persona con el acontecimiento traumático, lo recordará con una mayor o menor exactitud. Es decir, es más probable que la persona implicada en el suceso recuerde la información con unas características más precisas que quien lo observa, aunque esto no significa que los observadores no puedan presentar alteraciones psicológicas por ser testigos de un evento traumático (por ejemplo: en un atentado o un accidente de coche).
Añadido a lo anterior, algunas personas pueden desarrollar problemáticas relacionadas con el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) o sintomatología compatible con este. Sin embargo, que el TEPT no se desarrolle no implica que no se hayan producido daños, por lo que desde Psicalma recomendamos pedir ayuda cuando la persona lo necesite y desde aquí podrá ser atendida por una persona especializada de nuestro equipo con una terapia individualizada.