Como ya vimos con anterioridad en el post sobre apego infantil, el apego es un vínculo afectivo a través del cuál el bebé cuando nace genera una idea del mundo, de los otros y de sí mismo. Esta relación puede ser de seguridad o de inseguridad, según cómo sean estos primeros vínculos nuestra visión del mundo se verá condicionada, a continuación, vamos a comprender este concepto con mayor detalle:
¿Desde qué edad se puede observar el apego?
Este estilo de apego ya se puede observar desde una edad temprana, de hecho, a partir de los 9 meses ya puede clasificarse el estilo de apego que presentan los bebés.
¿Cuántos estilos de apego existen?
Existen 4 estilos de apego, de estos, uno de ellos es el apego seguro, mientras que los otros 3 son estilos de apego no seguros, entre los que se encuentran el apego inseguro-ansioso, el apego inseguro-evitativo y el apego desorganizado. Si te interesan sus características y cómo afectan en la adultez, puedes acceder a nuestro artículo sobre El apego.
Clasificando los estilos de apego: “La situación extraña”
La situación extraña fue un experimento realizado por Bowlby (referente por excelencia en apego) y Ainsworth, su alumna. En este experimento quisieron observar cómo se comportaban los bebés al separarse de su madre ya que, estas ausencias, generaban distintas respuestas en los bebés.
¿Qué comprobaron? Lo que mediaba estas respuestas era el estilo de apego que habían desarrollado bebé-cuidador (en estos casos: mamá – hijo/a). De este modo, el experimento se iniciaba en una sala que habían diseñado para que fuese agradable y tuviesen juegos con los que poder jugar madre e hijo/a. Después de un rato jugando, la mamá tenía que marcharse unos instantes y entonces los bebés podían reaccionar de diversas formas: llorando, gritando, dando golpes, escondiéndose… Es decir, expresaban su queja ante la ausencia de la madre, sin diferencia en su estilo de apego. Las diferencias entre los estilos de apego se observaban al volver la madre a la sala y reencontrarse con su hijo/a. De este modo, los bebés con apego seguro trataban de abrazar a su madre, jugar con ella y se calmaban. Sin embargo, los bebés que tenían otro estilo de apego que no era seguro emitían señales de excesiva preocupación o angustia (inseguro-ansioso), evitaban el contacto con la madre (inseguro-evitativo) o se quedaban en un rincón meciéndose (desorganizado). Así, además de que los bebés tenían una forma de respuesta diferente, también las madres actuaban de forma distinta según el estilo de apego que compartían con su pequeño/a.
¿Puede cambiarse el estilo de apego?
Una pregunta muy frecuente en consulta cuando trabajamos el apego es si el estilo de apego puede cambiar. La respuesta es sí, una persona que ha desarrollado un estilo de apego inseguro en la infancia puede trabajar con un profesional de la psicología y evolucionar hacia un estilo de apego seguro, de forma que cuando cambia su relación con el mundo y con los otros, es porque, además, ha cambiado su relación consigo mismo. De este modo, la persona puede vincularse con lo que le rodea y consigo misma sintiéndose segura y capaz de desenvolverse en las diferentes situaciones que le sucedan.
¿Si tengo o tuve un estilo inseguro es porque mi infancia no fue buena?
No necesariamente, de hecho, en muchos casos las personas han tenido una infancia que recuerdan como satisfactoria pero han podido tener vivencias o relaciones que, sin una intención negativa, han podido generar algunas creencias que ahora ya no son adaptativas, útiles. Los papás y las mamás tienen su propia mochila (es decir, han tenido sus propias vivencias y nadie les ha enseñado cómo actuar en situaciones que son difíciles) y, en su mayoría, tratan de hacerlo lo mejor que pueden. De este modo, un estilo de apego no habría que entenderlo como algo aislado, separados como cosas diferentes si no de un continuo en el que se trabajará para situarse próximo al estilo seguro. Vamos a poner un ejemplo con 3 estilos de apego para comprenderlo algo mejor:
Esto significa que cada persona, aunque tenga un estilo de apego similar, este tendrá diferencias únicas e individuales, por lo que cada proceso será diferente. Esta es una de las razones por las que, desde Psicalma, damos especial importancia a darle a cada proceso terapéutico su espacio único y dedicamos mucha atención y cuidado a la persona que acude a nuestro centro.