Las pantallas
Se entiende por pantallas todos aquellos dispositivos como televisores, tablets, móviles o consolas, entre otros, que configuran un mundo o medio digital para la persona.
Estas pantallas, además de que cada vez son más numerosas pues existen más tipos de dispositivos, también están aumentando su presencia en el día a día, lo que está generando una alarma en los profesionales de salud, especialmente en aquellos que están en contacto con la etapa infanto-juvenil.
Este asunto está alcanzando especial relevancia por distintas razones, una de ellas es que el uso que se haga de las pantallas no quedará limitado exclusivamente a ese momento concreto, si no que puede tener efectos duraderos a lo largo de la vida del menor, en distintas áreas como son: sueño, atención, social, sexual o la salud física y psicológica, entre otras.
A continuación, se abordarán 3 aspectos clave que dan respuesta a las siguientes preguntas que se repiten especialmente en consulta: ¿A qué edad no hay que exponer a las pantallas? ¿En qué momentos del día hay que evitar el uso de las pantallas? ¿Cómo afecta al sueño?
Pantallas y la edad
Una de las cuestiones que aparecen en la clínica y que se repiten especialmente en las familias es ¿a qué edad puede un menor estar expuesto a redes sociales? ¿Hay alguna edad a la que esto se deba evitar?
En numerosos momentos se ha señalado que antes de los 2 años se ha de evitar por completo la exposición a pantallas pero lo cierto es que cada vez se está investigando más sobre el uso de pantallas y los trastornos en el desarrollo de los menores, por lo que lo recomendable es evitar la exposición hasta los 4 o 5 años y no solo hasta los 2.
A partir de los 6 años el menor puede estar en contacto con pantallas un tiempo limitado y reducido (ejemplo: una hora al día) con un adulto que supervise el contenido al que está expuesto, ya que uno de los desafíos actuales que presenta la tecnología es que: las barreras para acceder a contenidos o a estar en contacto con desconocidos se vuelven más difusas y pueden aumentar los riesgos para los más pequeños al tener un desarrollo cognitivo menor por su momento evolutivo.
En qué momentos evitar las pantallas
Existen algunos momentos claves del día en el que hay que evitar hacer uso de estas pantallas, bien porque el menor nos las solicite o porque en ese momento el adulto no sepa qué otro recurso puede utilizar. Algunos de estos momentos son:
- Momentos de la comida: Las pantallas distraen la atención de las señales de hambre, saciedad, sensaciones de textura o sabor de los alimentos, algo que es especialmente importante.
- Momentos de espera: Las personas necesitamos enfrentar situaciones de espera para aprender a tolerar las sensaciones desagradables y el control de impulsos, algo que se ve interferido por las pantallas.
- Momentos previos a la hora de dormir: cuando llega la hora de dormir, normalmente, coincide con el final del día, lo que implica que la luz natural se ha reducido hasta que ha anochecido. Para nuestro organismo, esta señal da información sobre que el día se está acabando y se acerca el momento del descanso, lo que favorece la producción y liberación de melatonina, aumentando a medida que está más oscuro y avanzan las horas. Las pantallas pueden alterar esta regulación natural ya que generan una falsa información al cerebro y envían la señal de que <<aún es de día>> lo que dificulta esa regulación natural del sueño y puede dificultar el descanso.
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