La culpa que no desaparece

Cuando la culpa no desaparece: el juez impuesto

¿Qué es la culpa?

La culpa es una emoción que aparece, como el resto de nuestras emociones, con el objetivo de cumplir una función. En este caso, el objetivo sería reconocer los errores y llevar a cabo conductas de ajuste y reparación del daño que haya podido o podría generar. Por tanto, esta culpa sería adaptativa, ya que está ayudando a la persona a no transgredir ciertas normas relacionadas con los valores o la moral.

Sin embargo, también la culpa puede aparecer de una forma desadaptativa, es decir, cuando su intensidad, frecuencia y/o duración es demasiado elevada, entrando en contacto con otros factores psicológicos de la persona.

Factores psicológicos que favorecen la culpa

Existen distintos factores psicológicos que se han de tener en cuenta para comprender cada caso de forma individual. Estos factores psicológicos van a estar directamente relacionados con lo que está ocurriendo y por qué esa emoción está apareciendo de esa forma:

  • Experiencias pasadas: por ejemplo, en aquellas que experimentamos un daño o que lo generamos y aún están por resolver o aprendizajes que tuvimos en la infancia sobre la culpa.
  • Normas culturales y sociales: las normas sociales son cambiantes según el contexto y la época, siendo positivas cuando guían  nuestro comportamiento hacia aquello que es más conveniente y puede resultar más adecuado. Sin embargo, estas normas pueden entrar en conflicto con lo que la persona quiere o necesita, algo que se verá condicionado con la percepción e interpretación individual de esas normas.
  • Creencias: la moral. Las personas emitimos juicios que están relacionados con aquellas “reglas” con las que cada uno entiende el mundo. Sin embargo, cuando estas reglas son excesivamente rígidas, severas o inflexibles, podrán ser generadoras de pensamientos y emociones relacionados con fuentes de conflicto interno y malestar desproporcionado.
  • Autoestima: Cuando la persona no tiene una autoestima saludable y positiva es más probable que, de forma paralela a la culpa, también esté apareciendo un discurso negativo hacia sí misma. Es decir, la persona no distinguirá entre hacer y ser, de forma que al cometer un error podrá evaluarse a sí misma como mala persona y generar una constante autocrítica. 

La culpa y el tiempo

Además, es importante poder establecer el momento temporal en el que está ocurriendo aquello que genera este malestar. De este modo, puede ser algo que sucedió en el pasado, en el presente y/o algo que puede ocurrir en el futuro.

Según el momento temporal, es frecuente que aparezcan otro tipo de emociones, sensaciones o sentimientos. Por ejemplo, la culpa o la tristeza suelen estar relacionadas especialmente con eventos del pasado, mientras que la ansiedad o la inquietud suelen aparecer hacia el futuro, aquello de lo que tratamos de ocuparnos antes de que suceda (pre – ocuparnos).

Relacionado con el presente, la persona suele tener un diálogo crítico hacia sí misma que favorece emociones como la vergüenza, especialmente cuando la evaluación que está haciendo sobre sí misma es negativa: “Soy una mala persona, nadie me perdonaría esto que ha sucedido…”

Psicólogos especializados en Madrid:

Es fundamental recordar que todas las personas enfrentamos desafíos emocionales en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, también es importante comprender que la culpa no tiene que convertirse en una prisión emocional perpetua que condicione nuestro día a día. Desde la terapia ofrecemos un espacio seguro donde explorar estas emociones, explorar de dónde vienen y entender lo que está sucediendo. Si crees que puedes estar necesitando ayuda desde nuestro equipo especializado podemos ayudarte.

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