Las personas hemos tenido una relación cambiante a lo largo de la historia con los animales, desde ser considerados como medio de trabajo hasta como guía para personas con necesidades especiales y fuente de afecto. Sin embargo, el vínculo que se genera entre la persona y el animal no es algo de los últimos años, de la sociedad actual, sino que lleva presente mucho tiempo, lo que sí es reciente es su investigación en el paradigma científico.
Se ha estudiado el efecto de esta interacción en diferentes áreas médicas y psicológicas, y, algunos de los resultados encontrados han sido los siguientes:
- Efectos positivos en la recuperación de afectaciones físicas
- Influencia positiva en la calidad de vida, en personas con y sin patologías
- Disminución en los niveles de cortisol (hormona que se encuentra relacionada con el estrés)
- Facilita la rehabilitación
- Ayuda en el afrontamiento de enfermedades
Estos efectos, se encuentran en diferentes planos relacionados con el bienestar, en concreto, con el bienestar social, físico y de salud mental y señalan la interacción o el vínculo con los animales como variable con efectos asociados o causales que puede producir cambios en estas áreas. Se ha observado que la presencia de una mascota en el hogar favorece en el dueño/a que incorpore hábitos positivos como aumentar el ejercicio físico o caminar a diario, especialmente relevante en pacientes que han tenido problemas cardiacos. Añadido a lo anterior, se ha estudiado que, en este tipo de pacientes con dificultades cardiacas, aunque no incorporasen el hábito de caminar, los resultados positivos seguían estando presentes frente a personas con la misma problemática sin animales de compañía.
Por otro lado, a nivel fisiológico también se ha encontrado este efecto positivo en las personas, especialmente señalando un estado de relajación mayor al estar en presencia de una mascota e interactuar con esta (al acariciarle o hablarle) así como una disminución en la presión arterial.
A nivel psicológico, el vínculo influye positivamente en la interacción interpersonal, facilita expresiones de afecto (tanto hacia la mascota como hacia otras personas), potencia la atención y actúa como factor protector frente a la soledad y la depresión.
Además, en conexión con estos efectos, los animales son incorporados a terapias denominadas Terapia Asistida con Animales (TAA), obteniendo mejoras en el desempeño de la persona o, por ejemplo, en enfermedades crónicas, ya que favorecen la atención en otro asunto como es el animal y sus responsabilidades.
Es importante matizar que estos resultados no equiparan la interacción con animales con la consecución del bienestar personal, así mismo, son seres vivos que conllevan una responsabilidad y compromiso con sus respectivos cuidados, tiempo y esfuerzos añadidos. En los próximos años se espera que esté disponible un mayor número de líneas de investigación, que permitirán un conocimiento más amplio en relación a esta interacción con la salud mental, que ya se orienta hacia el desarrollo de diferentes fortalezas.