El tabú sobre la muerte

El tabú sobre la muerte

Años atrás, la relación de las personas con la muerte era más próxima que la de ahora, las personas morían en las casas y se velaba alrededor de esta. Sin embargo, la sociedad actual se caracteriza, en parte, por llevar a cabo procesos psicológicos de evitación, tratando de no pensar en la muerte ni en aceptar algo inevitable, su existencia. Esto conlleva factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar problemas psicológicos en relación con los próximos duelos que habrá que afrontar.

La existencia del ser humano atraviesa distintas etapas, desde el nacimiento hasta la muerte. La transición de estas etapas conlleva períodos de crisis, lo que significa que, además de momentos de felicidad, también habrá momentos de sufrimiento y dolor (necesarios para que se puedan producir los cambios), especialmente en las pérdidas, esperadas o no, que vivirá la persona.

A lo largo del desarrollo de la persona, el concepto de muerte va ocupando un lugar más nítido y confuso a la vez.

  • Nítido porque el concepto cognitivo de muerte aparece progresivamente, desde saber que existe y lo que conlleva (infancia y adolescencia) hasta la aceptación de la muerte como parte de la vida (adultez y vejez).
  • Confuso porque, aunque se acepte, no se llega a comprender en su conjunto, ya que se encuentra relacionado con cuestiones fundamentales relacionadas con el propósito de la vida y del ser humano.

La incertidumbre existente en relación a la muerte es un constructo psicológico considerado universal al ser humano, sin embargo, la percepción psicológica individual es diferente, pudiendo otorgarle diferentes significados (y, con ello, diferentes vivencias), como pueden ser: el final (última etapa que finaliza), la ruptura (el cambio hacia otra forma) o el momento de transformación (alcanzar la realización plena).

En la etapa vital de la adultez y la vejez el ser humano entiende la vida, el amor y la muerte como aspectos ligados entre sí, ya que asume la muerte como un acontecimiento transversal a todas las personas que pertenece a la vida, no existiendo la una sin la otra, alcanzando la consciencia de la existencia al alcanzar la de la muerte.

Vivir de espaldas a la muerte, implica posicionarse en un estado de vulnerabilidad, entre otras, se destacan dos especialmente:

  • Tener que elaborar un duelo para el que la persona no se ha preparado: las diferentes etapas del duelo podrán presentar dificultades, ya que la preparación previa (según si ha sido la muerte más o menos abrupta) habrá estado bloqueada por procesos evitativos
  • En paralelo a ese duelo, la persona ha de tomar contacto de forma abrupta con la muerte, sin un trabajo progresivo, para el que no ha sido preparada por el empeño en evitarla y el tabú existente en la sociedad

Los tabúes, son factores de riesgo ya que se deja a la sociedad sin estrategias de afrontamiento para responder a aquello considerado tabú.

La muerte no es la gran olvidada, es el esfuerzo por intentar vivir de espaldas a ella, en parte, por la connotación negativa que le rodea y por la incertidumbre que se encuentra asociada a ella. Sin embargo, la muerte es un momento merecedor de dignificar a la persona en su marcha, respetando sus derechos como ser humano. Se empieza a plantear desde la Psicología y la Medicina si en algún momento la gente podrá elegir (con más recursos y una mayor libertad a la actual) dónde morir, si en casa, con los medios adecuados, o en un ámbito hospitalario.

La muerte es intrínseca a cada ser humano, independientemente de factores económicos, sociales o culturales, y, en el momento que se aprenda a aceptarla también se aprenderá a vivir.

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