En estas fechas en las que se cierra un año y se abre una nueva etapa de 12 meses, quizás hemos podido experimentar sensaciones encontradas (desagradables y agradables al mismo tiempo) al reunirnos con familiares y con nuestro círculo cercano.
En ocasiones, las personas se pueden ver en conversaciones que son incómodas o que no quieren o pueden afrontar en ese momento, lo que desde terapia se reconoce como algo válido y necesario. Por otro lado, también trabajamos en consulta psicológica aquellos comentarios que la persona ha recibido en estos encuentros y que han generado un daño o malestar.
Para estas primeras situaciones en las que el tema de conversación puede ser vivido por la persona como algo que genera un malestar psicológico, que no quiere o puede hablar en estas circunstancias, es conveniente comunicar cómo nos hace sentir y qué es lo que necesitamos.
Esto está relacionado con:
- Respetar a nuestro yo
- Poner límites a las otras personas
Cuando no se establecen estos límites, la persona reprime sus propias necesidades y, al no estar preparada para poder gestionar ese asunto, es difícil poner en marcha el autocuidado y una adecuada gestión de la situación, por lo que el malestar posterior es mayor.
Algunas expresiones que pueden ayudar a establecer estos límites sanos son:
- “Entiendo que te preocupas por mí al preguntarme por… y te lo agradezco, lo que ocurre es que ahora no me siento preparado/a para hablarlo, quizás en otro momento”.
- “Es comprensible que me preguntes por … sin embargo, prefiero hablar de otros aspectos de mi vida, gracias por tu interés”.
- “La verdad que ese es un tema interesante, aunque en este momento no me gustaría hablarlo, ¿te parece si hablamos sobre…?”.
En estas situaciones, la forma que ha tenido el otro de comunicarnos el tema no es aversiva, dañina, pero por el momento en el que se encuentra la persona sí puede ser un tema desagradable. Sin embargo, en las situaciones en los que sí se ha recibido un mensaje con una intención negativa o que puede generar un daño, se han de establecer límites con un mensaje diferente. Para ello, se ha de tener en cuenta la regla de los 5 segundos:
si algo que se ha señalado o verbalizado no se puede cambiar en 5 segundos, entonces ¡no lo menciones! Por ejemplo, si en una comida alguien hace referencia a que llevas una prenda del revés o un trozo de papel en el zapato, es algo de lo que sí puedes ocuparte en ese momento. Por el contrario, si ese comentario hace referencia a una característica actual de la persona, como acné o el peso, no es útil ni agradable recibir ese comentario ya que, si esa persona quiere ofrecerte su ayuda o le preocupa algo, puede escoger otro momento y emitir el mensaje de una forma asertiva, node ese modo. Algunas expresiones que ayudan a establecer estos límites son:
- Cuando es una ocasión puntual: “Entiendo que quizás no me digas esto con una intención mala, sin embargo, no es agradable recibir este mensaje y de esta forma, necesito que no lo hagas de nuevo”.
- Cuando la ocasión se repite en el tiempo: “En ocasiones haces comentarios como este o parecidos sobre (ejemplo: mi aspecto físico), necesito que esto cese ya que no me hacen sentir cómoda/o”
- Cuando sí quieres hablar del tema pero no de ese modo: “No es necesario que entiendas por qué me siento de este modo cuando me haces comentarios sobre (…) pero sí que lo respetes, si quieres preguntarme por ello puedes hacerlo de esta forma (frase exacta que sí podemos abordar)”.
También se le puede enseñar a la persona la regla de los 5 segundos que describimos anteriormente. En ocasiones, las personas pueden tener dificultades para establecer estos límites y/o para comprender por qué ese asunto genera un impacto emocional del que no se puede desligar, desde la terapia psicológica trabajamos en ello para entender su origen y de qué forma sí podemos abordar esa dificultad.