Nuevos propósitos y carta de Diciembre

Nuevos propósitos y carta de Diciembre

Hoy en día, en nuestra sociedad, es común el ritual de los nuevos propósitos y la despedida del año.

El establecer o retomar los propósitos que son importantes para la persona pueden ser una buena oportunidad para potenciar la actividad conductual, es decir, activar esa tendencia a la acción cuando va a generar consecuencias psicológicas positivas.

Sin embargo, en ocasiones los/as terapeutas vemos en consulta cómo el planteamiento de estos objetivos no ha sido realizado adecuadamente y esto conlleva a su frustración o abandono.

Muchas veces el problema no está en el objetivo, sino en cómo llevarlo a cabo o, entre otras, en que la persona no ha tenido en cuenta sus circunstancias vitales. A veces, podemos encontrar un malestar psicológico de algo que, en principio, podía ser algo positivo, algo que dificulta aún más su entendimiento para quien lo está viviendo: “¿por qué me siento así si es algo que me hacía ilusión?”. Por ello, es muy importante que los objetivos sean asequibles y progresivos.

Además, hemos de elegir esos propósitos no solo por la meta final, sino, sobre todo por su trayectoria. Cuando alguien deposita su felicidad en algo externo como, por ejemplo, una carrera o un negocio, si el resultado final no coincide con las expectativas iniciales, se estará produciendo un desequilibrio emocional, ya que esas expectativas imaginadas entraran en conflicto con el resultado real. El problema no será el resultado sino la comparación que estamos estableciendo.

Por ello y con motivo del cierre simbólico del año, desde Psicalma proponemos la dinámica de la Carta de diciembre.

Esta dinámica consiste en, como ya adelante su nombre, escribir una carta en el mes de diciembre. Esta carta abordará asuntos como: qué dificultades ha encontrado la persona durante este año, qué aspectos positivos han aportado fortalezas psicológicas y aprendizajes, así como qué objetivos se propone para el próximo año. Esta parte inicial da un feedback a quien lo realiza sobre cómo ha sido su evolución a lo largo de un período concreto de tiempo (en este caso, 12 meses) y tomar perspectiva sobre esos momentos significativos que le han ocurrido. La segunda parte de la función de esa carta finalizará 1 año después, cuando la persona vuelva a escribir una nueva carta en diciembre del próximo año, retomará esa carta anterior para tomar conciencia sobre si los objetivos que se propuso se cumplieron y, por otro lado, si esos objetivos o vivencias que eran importantes en ese momento siguen siéndolo hoy en día. Esto último se relaciona con aquellas muletas permanentes que a veces nos acompañan y que, quizás, ya no sean necesarias puesto que su función ya no está siendo útil o no representan aquello con lo que ahora se identifica la persona.

La importancia de los propósitos u objetivos es la dirección del camino que marcarán. De este modo, el futuro no es tangible pero sí cómo desarrollemos el presente para tomar consciencia de ese recorrido.

Para finalizar, tener en cuenta que los propósitos han de ser: asumibles, realizables y concretos:

  • ¿En cuánto tiempo voy a conseguirlo?
  • ¿Qué día voy a empezarlo? ¿Puedo iniciarlo hoy?
  • ¿Qué conductas he de llevar a cabo para hacerlo?
  • ¿Cuánto me importa este propósito? ¿Qué es lo que hace que sea importante para mí? ¿Por qué?

Dividir un propósito en otros más pequeños es clave para conseguirlo. Desde Psicalma invitamos a compartir estos propósitos en vuestro acompañamiento psicológico para comprender por qué realmente esto es importante para la persona y de qué forma va a llevarse a cabo.

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