Disociación

¿Qué es la disociación?

En las últimas décadas, el término disociación ha tomado mucho interés, resurgiendo de nuevo su atención, tanto en el ámbito científico, en el que han contribuido las investigaciones neurobiológicas, como en el ámbito social.

La disociación es un mecanismo con el que cuenta nuestro cerebro para tratar de sobrevivir. Este mecanismo antepone la supervivencia de la persona a su bienestar emocional, por lo que ante situaciones traumáticas el cerebro puede generar una ruptura o desconexión de nuestro mundo interno con nuestro mundo externo (la realidad).  

Disociación y trauma:

En ocasiones puntuales las personas podemos distanciarnos momentáneamente de la realidad, por ejemplo, cuando alguien se encuentra “fantaseando” y no se da cuenta de que le estás hablando. En esta situación, tras repetirle de nuevo a la persona su nombre rápidamente te atenderá y será consciente de que ha desconectado por un instante de la realidad, pues se encontraba inmersa en su mundo interno. Este estado disociativo breve no es patológico y es un fenómeno que en alguna ocasión hemos podido experimentar.

Sin embargo, normalmente cuando se habla de disociación es para hacer referencia a un mecanismo de defensa o respuesta automática que aparece ante situaciones traumáticas que el cerebro no ha podido procesar y para las que no tiene desarrollado suficientes recursos para gestionarlas.

¿Qué es el trauma?

La palabra trauma viene del griego,  hace referencia a <<herida>> y recoge aquellas experiencias en las que la persona ha sufrido un miedo con una altísima intensidad y/o se ha percibido como incapaz de gestionar un peligro amenazador para la integridad o supervivencia de la persona. 

Factor de riesgo destacado:

Uno de los factores de riesgo para la disociación es no haber tenido al menos una figura que haya favorecido un apego seguro (recordemos que esta figura brinda a la persona una base sólida de seguridad, se convierte en el refugio donde ser regulado/a).

De este modo, se ha visto cómo en familias con una historia repetida de trauma y de problemas graves de vinculación (por ejemplo: en aquellas familias donde hay un maltrato de los padres a los hijos/as) aparecen más trastornos disociativos en los hijos/as. Esto se relaciona con la respuesta que emite el cerebro al no poder procesar esas situaciones traumáticas.

 Síntomas de la disociación:

Los síntomas propios de la disociación pueden agruparse en 4 grandes apartados:

  • MEMORIA:

Fallos de memoria como amnesia.

  • DESREALIZACIÓN:

Sensación extraña de que aquellas cosas que conocemos (como lugares o personas) son percibidos como extraños.

  • DESPERSONALIZACIÓN:

Falta de familiaridad con el propio cuerpo o consigo mismo.

  • CONFUSIÓN o ALTERACIÓN DE LA IDENTIDAD:

Son fenómenos muy complejos en los que la persona puede asumir diferentes identidades o estados por esa desconexión emocional.

Desde Psicalma acompañamos los diferentes procesos de disociación y trauma con sensibilidad y profesionalidad, siendo conscientes de lo difícil que puede resultar dar el paso de pedir ayuda. Es por esto por lo que damos especial importancia a ofrecer un espacio seguro en el que poder trabajar y sostener emocionalmente durante el camino.

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