La incomodidad

La incomodidad: ¿es bueno evitarla?

La incomodidad: mitos sobre ella

Muchas veces confundimos que algo sea incómodo con que sea peligroso o perjudicial. Sin embargo, en algunas ocasiones, si no conectamos con la incomodidad lo que ocurre es que es precisamente eso lo que acaba siendo perjudicial.

De este modo, aparecen los costes como son: no conocer verdaderamente a la otra persona, ya que no sabemos cómo se relaciona con nuestros límites al no verbalizarlos, renunciar a quienes somos en las diversas facetas que tenemos o no generar cambios en la relación, para que esta pueda evolucionar, entre otros muchos.

Por qué evitamos la incomodidad

Cuando somos pequeños buscamos, como uno de nuestros principales objetivos para sobrevivir, ser aceptado, validado y querido por el otro. ¿Por qué? Porque venimos diseñados para poder sobrevivir y, cuando estamos en la etapa infantil, estos cuidados han de dárnoslos nuestros adultos de referencia, que se ocuparán también de poder enseñarnos lo que necesitamos para desarrollar distintos hitos evolutivos.

Además, aprendemos a establecer una relación para evitar aquello que nos es desagradable, pues no gusta a nuestro sistema. Por ejemplo: si hay algo que no me gusta, trataré de no repetirlo o si hay algo que huele mal, trataré de alejarme y no comerlo o tocarlo (pues mi sistema me avisa de que eso me puede poner en peligro), entre otros ejemplos.

Sin embargo, a medida que uno crece, va desarrollando conceptos más complejos. Entre estos, si hay un desarrollo óptimo y con buenos recursos emocionales, podrá entenderse que algo que es incómodo, como una conversación difícil, puede ser en ocasiones también beneficioso.

Heridas emocionales

Para poder desarrollar estos recursos emocionales, también serán estos adultos (padres, madres, cuidadores, profesores…) quienes podrán enseñarnos a expresar lo que necesitamos, nuestros límites y tener distintas conversaciones para llegar a acuerdos.

Además, también será fundamental los distintos grupos a los que pertenezcamos (por ejemplo: familia, colegio, grupo de amistades, de deporte…) y las experiencias que vayamos generando en cada uno de ellos, ya que estos irán configurando el significado de distintos conceptos, como, por ejemplo, el de los conflictos.

Señales de que estás evitando la incomodidad

Hay algunas señales que indican que estas pudiendo evitar la incomodidad, entre ellas se encuentran algunas como:

  • Evitas hablar de cómo te sientes verdaderamente, especialmente cuando algo te genera malestar
  • Te encuentras aceptando o haciendo cosas que realmente no quieres hacer
  • Aparecen sensaciones de ansiedad cuando piensas o quieres comunicarle algo a otra persona
  • Creas y/o repasas la posible conversación que se va a producir
  • Generas escenarios de las posibles respuestas que te va a dar la otra persona o consecuencias que podrían suceder

Terapia psicológica en Madrid

Estas son solo algunas señales que podrían estar indicando que existen dificultades para sostener la incomodidad necesaria en las relaciones. Sin embargo, esto es solo la punta del iceberg de aquello que es menos visible y que mantiene esta dificultad.

Desde Psicalma podemos ayudarte con nuestros profesionales especializados, a través de nuestras terapias psicológicas y/o talleres.

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