Relaciones de pareja con apego seguro

El establecimiento de relaciones de pareja tiene implicaciones importantes para la vida de las personas que se encuentran en ellas. Especialmente, es en la adolescencia y juventud cuando posee un papel protagonista en la identidad de la persona.

Pero ¿es suficiente el amor para que una relación funcione? El amor es necesario, sin embargo, no es suficiente. Uno de los aspectos clave para el buen funcionamiento de la relación es la calidad de esta. Para entender mejor qué es la calidad de la relación, podríamos definirlo como el grado existente de intimidad, afecto y apoyo mutuo. Además, desde la Psicología se ha estudiado que, aquellas parejas que perciben estos elementos en su relación, muestran niveles más elevados de bienestar, relaciones futuras más positivas o mayor satisfacción, entre otros. Aunque aún están por descubrir otros factores psicológicos que intervienen en favorecer una mayor o menor calidad de la relación, el papel del apego se vuelve protagonista, de forma que la base segura (relacionada con la experiencia de apego seguro en la infancia) interviene en las relaciones adultas.

La Psicología señala que las relaciones que tuvimos en la infancia influyen en las que tenemos en nuestra etapa adulta. Es decir, podremos encontrar características comunes de esa etapa en la actual. Algunos ejemplos concretos para entenderlo mejor podrían ser: ¿qué espero de la otra persona? ¿confío en que esté disponible para mi cuando le necesite? ¿aparecen sentimientos de inseguridad cuando la otra persona se muestra ocupada? 

Una relación de apego seguro no significa que no puedan surgir conflictos en la pareja sino que, tendrá una mayor aceptación del otro a pesar de sus dificultades. Es posible, además de probable, que surjan conflictos entre las personas en momentos puntuales, la diferencia está en cómo se resuelven. Es en este tipo de relaciones donde existirá una mayor capacidad para solventarlos.

La expresividad emocional con la pareja se encuentra relacionada con el grado de seguridad con el que percibimos a la otra persona. Es decir, será más frecuente encontrar una expresividad emocional alta cuando sentimos a nuestra pareja como alguien con la que podemos contar, con la que sentimos confianza y cuyo nivel de compromiso en la relación percibimos como alto. Este factor, entre otros como: duración de la relación, el aprendizaje, la edad, actitudes hacia la sexualidad… influye en la satisfacción sexual, así como lo expuesto anteriormente. La falta de confianza, la inseguridad o la ansiedad exigirá un nivel de atención que va a limitar liberar conductas y emociones, esto es, el deseo y el placer.

Para tener relaciones de calidad es necesario un aprendizaje. Este ha podido estar presente en la infancia, lo cual facilitará su desarrollo. Sin embargo, no significa que este aprendizaje no deba ser ampliado o que, si no se ha producido en ese momento vital, no se pueda formar en una etapa posterior gracias a la intervención psicológica. Desde esta perspectiva, las personas pueden trabajar desde su propio apego (como forma de relacionarse) hasta la pareja. Esta puede acudir a terapia por diversas razones, solventar dificultades que no están sabiendo abordar, reforzar aún más sus fortalezas o poner fin a una relación que ya no puede continuar. Reconocernos el derecho a pedir ayuda es una forma de cuidarnos.

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