Hábitos y rutinas en los infantes

La importancia de los hábitos y las rutinas en el infante

Los hábitos y las rutinas tienen un papel fundamental en la vida de las personas, los cuales tienen efectos muy positivos, algunos de ellos como:

  • Estructurar el día.
  • Aumentar la productividad.
  • Facilitar la consciencia de la acción: estando más presente mentalmente en aquello que se está realizando o viviendo.

Los hábitos se establecen a través de las rutinas, lo que para el niño/a significa: generar un esquema de lo que va a hacer durante el día. Hay que tener en cuenta que el menor se encuentra en un momento evolutivo y de desarrollo diferente al adulto, por lo que hemos de tener en cuenta que la forma en la que perciben la realidad es diferente a la nuestra, por ejemplo: cuando son pequeños tienen más dificultades para diferenciar los días o el significado que tiene una hora u otra, por lo que a través de los hábitos le otorgamos:

  • Tranquilidad y seguridad: el infante puede predecir lo que va a pasar en el día.
  • Esta predicción influye en que el niño/a se sienta protegido/a, pues entiende que el mundo funciona de acuerdo con unas normas.
  • Entiende el mundo como un sitio ordenado, no como algo caótico, lo que le genera una sensación de control que influye en una mayor autonomía.

Los primeros hábitos que ha de adquirir son, fundamentalmente, 3: sueño, alimentación y eliminación, posteriormente se añadirá el estudio.

La adquisición de hábitos a través de tener una rutina establecida (en casa y en el colegio, por ejemplo) le permite entrenar ciertas capacidades psicológicas.

Pongamos el siguiente ejemplo: tener una rutina de comida

  • un horario fijo,
  • de una duración similar,
  • con unas normas concretas (no encender la tablet),

A través de esta rutina, el menor está aprendiendo a:

  • Mantener la atención y entrenar la psicomotricidad: por ejemplo, cortando la comida y llevándosela a la boca.
  • Estar sentado/a durante un tiempo determinado (lo que posteriormente le ayudará cuando tenga que estar en clase).
  • La espera a los demás y a que llegue la hora para iniciar la ingesta.
  • Habilidades en la comunicación con los otros durante la comida.

Estos aprendizajes o entrenamientos en diferentes capacidades les facilitarán posteriormente su adaptación a otros entornos, así como la adquisición de tareas más complejas.

En ocasiones pueden aparecer problemas psicológicos en relación con estos hitos del desarrollo como pueden ser:

En la alimentación: el miedo irracional a probar nuevos alimentos (neofobia) o ingerir sólo algunos que son considerados como tolerables (selección de alimentos).

En la eliminación: dificultad o incapacidad en el control de la eliminación (enuresis (orina) o encopresis (heces)).

En el sueño: como el sonambulismo o los terrores nocturnos. En relación con esto, es importante pedir ayuda psicológica si se encuentran dificultades para favorecer el bienestar del menor y de su desarrollo. Desde Psicalma contamos con especialistas infanto-juveniles para poder acompañar y guiar con profesionalidad en este proceso.

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