Como ya comentamos con anterioridad cuando escribimos sobre “La influencia de los pensamientos”, la Psicología es una ciencia que estudia la conducta y los procesos mentales tanto en su desarrollo adaptativo como en los diferentes problemas o trastornos. Estas conductas, se ven influidas por nuestros pensamientos (esquemas cognitivos) y nuestras emociones (esquemas emocionales) en procesos psicológicos muy complejos.
¿Qué nos dan nuestras emociones?
Algunas de las cosas que permite nuestro sistema de emociones…
- nos permite adaptarnos (nos ayuda a dar significado al mundo y a nuestra relación con él)
- conectan con nuestras necesidades más esenciales
- dan respuesta a esas necesidades
- nos informan sobre situaciones que son relevantes para nuestra supervivencia y bienestar…
Es decir, gracias a este sistema de emociones innato podemos tener conciencia, actuar o formar nuestra identidad, entre otras cosas, por lo que es imprescindible para sobrevivir.
¿Qué trabajamos en terapia?
Estos esquemas emocionales no son accesibles en la conciencia, por lo que cuando la persona llega a terapia puede entender y acercarse a sus propios esquemas, con aspectos como los siguientes:
- Identificar sus emociones:
Por ejemplo, en ocasiones la persona puede creer que lo que siente es enfado, cuando en realidad lo que está ocurriendo es que siente dolor y su forma de expresarlo es a través de la ira, lo que está dificultando poder gestionar lo que le ocurre.
- Experimentar lo que está sintiendo verdaderamente.
- Explicar por qué se siente de ese modo.
- Entender qué función cumple la emoción que aparece en ese momento.
- Transformar y saber gestionar de una forma flexible sus emociones.
Estos esquemas emocionales, entran a su vez en contacto con organizaciones más complejas, como son los esquemas cognitivos.
Para que se comprenda mejor y de forma más sencilla, a continuación, se expondrá un ejemplo:
- Imagina que estás llegando a la parada de metro como cada mañana. Ese día
sientes que tienes un estado de ánimo diferente, te sientes irascible, enfadado/a…
De pronto, al subirte al vagón del metro, alguien comienza a cantar mientras toca la guitarra, normalmente no es algo que te irrita pero hoy sí y piensas << ¿no había otro vagón en el que subirse? Esto no me apetece…>> así que decides no darle dinero y cambiarte de tren (conducta).
Sin embargo, al día siguiente…
- El día ha empezado de una forma diferente, sientes que estás especialmente alegre.
Igual que el día anterior, al subirte al vagón del metro, la misma persona comienza a cantar mientras toca la guitarra, de pronto piensas <<oye pues no está nada mal… me gusta la canción y me apetecía escuchar algo así…>> así que decides darle una moneda (conducta).
La emoción ha influido en nuestro pensamiento y esto en la conducta que se ha llevado a cabo. Siguiendo con ello, esta secuencia (emoción – pensamiento – acción) puede guiar las decisiones que tomamos, por lo que es realmente importante aprender qué estamos sintiendo verdaderamente, de dónde viene y poder elegir qué hacer con ello.