Asertividad

Desde la Psicología, comunicar lo que sentimos o lo que pensamos es algo que en ocasiones puede resultar una tarea difícil, pueden aparecernos miedos o preocupaciones sobre cómo poder expresarle algo a la otra persona sin que se sienta dañada o intentando generar el menor dolor posible en la información que necesitamos dar. Los seres humanos tenemos la capacidad psicológica de verbalizar los sentimientos y necesidades y es a través de la asertividad como se puede conseguir hacerlo de una forma sana.  La asertividad forma parte del abanico de las habilidades sociales, pero no es un sinónimo, sino que se incluye dentro de o en relación a estas.

Añadido a estos miedos y preocupaciones, también la asertividad es clave para cambiar comportamientos cuando nos expresamos de una forma que pone al otro a la defensiva. Por ejemplo, si se dice una petición en forma de chantaje o de culpa.

La asertividad, es desde la psicología, la capacidad para comunicar sentimientos o necesidades de una forma adecuada en cualquier relación. Al aprender cómo utilizarla, se convierte casi en una forma de relacionarse con el otro.

Desde un punto de vista psicológico, existen una serie de pasos que ayudan a incorporar estrategias asertivas, para ello se sigue el esquema DESC.

D: Describir

E: Expresar

S: Solicitar

C: Consecuencias

Para que sea más fácil, a continuación, se detalla en qué consiste cada apartado acompañado de un ejemplo para hacer una crítica asertiva:

Describir:

Se trata de hacer una descripción del comportamiento que te ha molestado de la forma más objetiva posible. Esto es, especificar qué ha ocurrido sin atribuir ninguna intención al otro con esa conducta “lo hiciste para molestarme”, tampoco generalizaciones “siempre me ignoras” o valoraciones emocionales “me haces sentir mala”. La descripción ha de ser lo más simple posible, ejemplo: Ayer discutimos durante media hora por el tema X y el día anterior también

Expresar:

Aquí se introducirá lo que uno piensa o cómo se siente con esa situación o conducta, con el requisito de hablar desde el “yo”.

Es decir, hay que evitar decir: “me has hecho sentir fatal”, “es imposible no sentirse de esta manera cuando haces …”   Las personas hacen cosas, pero cómo nos afecta es algo que no depende de ellas. Frente a la misma situación, pueden emerger distintas emociones (enfado, tristeza, miedo) y nuestros pensamientos están mediando estas emociones.

(En las situaciones de maltrato esto no es aplicable, hay una manipulación por parte de la persona maltratadora buscando que te sientas de una forma específica).

Una forma de expresar asertivamente sería: … y creo que no supimos gestionar bien que el otro no pensase igual. He estado dándole vueltas durante el día de hoy y me gustaría sentirme mejor con este tema

Es importante el uso de “creo que” o “pienso que”, es decir, no dar a entender que nuestra vivencia tiene por qué ser la vivida por el otro o la realidad absoluta, ya que esta depende de la interpretación de cada uno.

Solicitar:

Aquí se introduce la petición, qué nos gustaría que dejase de ocurrir y a qué querríamos que cambiase. Ejemplo: Por favor, necesitaría que afrontasemos los conflictos como un equipo y no enfrentándonos

Consecuencias:

Qué ventajas tendría esto y qué desventajas podrían generarse. Siguiendo el ejemplo anterior: Pienso que de esta forma además de poder solucionar mejor los conflictos, creceremos como pareja. Si no cambiamos esto que te he dicho, creo que la discusión no se resolverá.

Al principio puede dar la sensación de “falta de familiaridad” o de “poco natural” el uso de estas reglas. Sin embargo, esto es así porque no se encuentra la experiencia repetida de haber formulado las peticiones o críticas de este modo. Al hacerlo, esta sensación desaparece y se convierte en la herramienta para afrontar las situaciones.

Hablar y relacionarse desde la asertividad es la forma para resolver los conflictos de una forma sana así como de seguir trabajando en cuidar y evolucionar en nuestras relaciones personales.

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